¿Cómo amamanté a mi bebé con síndrome de Down?

How I breastfed

Por: Kara Holmes

La primera cosa que busqué en Google después de enterarme, mediante un diagnóstico prenatal, de que nuestra hija tendría síndrome de Down, fue si la podría amamantar o no. Busqué por todo Internet cualquier tipo de historia alentadora que pudiera encontrar. En cambio, me encontré con montones de artículos que enumeraban los numerosos desafíos a los que se enfrentan los bebés con síndrome de Down. En general, el panorama del amamantamiento parecía poco prometedor.  No obstante, incluso sin tener grandes garantías, mi deseo de amamantar seguía siendo firme.

La historia del nacimiento de mi hija Alisa podría ser considerada por algunas personas más bien como común y corriente . Debido a complicaciones con la placenta, estuve hospitalizada las últimas ocho semanas de mi embarazo. Cuando llegó el momento, mi obstetra alimentó mis esperanzas de tener un parto por vía vaginal. Al final, sin embargo, el corazón de Alisa no toleró mis contracciones, y fue necesario practicar una cesárea. En el parto conocimos a una hermosa bebé que estaba envuelta en su cordón umbilical, lo que explicaba las disminuciones de su ritmo cardíaco durante las contracciones.

En la sala de recuperación, mi familia y yo nos maravillamos con Alisa. Esa niña que tanto habíamos esperado y por la que tanto habíamos rezado estaba ahora en nuestros brazos, y era hermosa. Aún aturdida por el parto, la pregunta ahora resonaba en mi mente con una nueva intensidad: ¿Podré amamantarla? La enfermera vino a ayudarme y, aunque lo intentamos incansables veces, Alisa simplemente no se acoplaba bien.

Descansemos un momento y luego lo volvemos a intentar,” me dijo la enfermera. Y por más amable que fue esa enfermera, escuché por primera vez en sus palabras un tono que escucharía con frecuencia en los próximos días y semanas: la duda.

La primera semana de la vida de Alisa fue muy intensa. Ella fue llevada de urgencias a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) a causa de la retención de fluidos en sus pulmones, que era una complicación de la cesárea. Durante nuestra estadía en la UCIN, comenzó a irritarme cada vez más la frase “bueno, con bebés con síndrome de Down…” siempre que el personal médico contestaba a mis preguntas. De forma lenta pero segura, comprendí que estaban tratando a Alisa por su diagnóstico de síndrome de Down, aun cuando esa no era la causa por la que la habían admitido en la UCIN.

También comprendí que el desafío al que Alisa tendría que enfrentarse en la vida no serían sus propias limitaciones, sino, simplemente, las bajas expectativas de los demás.

 

¡Por lo que aposté por mi hija! A falta de cualquier verdadera razón médica que evitase que la amamantase de forma segura, insistí obstinadamente en amamantarla. Trabajé en conjunto con un especialista en lactancia muy compasivo quien me alentó enormemente, incluso mientras lloraba.

Hablé con el jefe de neonatología, quien finalmente reconoció sus prejuicios y se disculpó por las bajas expectativas que habían puesto en mi hija. Confesó que solo habían estado tratándola desde la perspectiva del síndrome de Down, y fue entonces cuando nos dio el tiempo y las oportunidades que necesitábamos para aprender a amamantarla.

Salimos del hospital seis días después del nacimiento de Alisa y, juntas, Alisa y yo, aprendimos a mamar. No tenía ninguna sonda nasogástrica, ni ninguna necesidad de biberones. Colaboramos estrechamente con su pediatra, la cual supervisó su peso y me dio el estímulo que necesitaba. “Continúa con lo que estás haciendo”, me decía, y junto con la ayuda de nuestra familia y amigos, lo hicimos.

Ocho meses después, Alisa sigue tomando solo leche materna y ganando peso como una campeona. Y Alisa Jane, mi pequeña vencedora, me ha demostrado que quizás nosotros, es decir, el mundo exterior cargado de prejuicios y dudas, somos probablemente el obstáculo más grande al que los niños con síndrome de Down se enfrenten jamás..

Quisiera ofrecerle esta historia esperanzadora en internet, que a menudo está lleno de noticias sombrías y desalentadoras para los padres. Los bebés con síndrome de Down pueden ser amamantados. He conocido a muchas otras madres que también amamantan a sus bebés con síndrome de Down. Como nosotras, algunas pudieron hacerlo enseguida, mientras que otras,primero tuvieron que tratar complicaciones médicas tales como defectos cardíacos antes de poder amamantar con éxito a sus bebés.

Como mencioné al principio, mi primera pregunta cuando me enteré de su diagnóstico fue si podría amamantar o no a mi bebé. Se puede; Alisa me lo ha enseñado.  La verdadera pregunta, sin embargo, es: ¿Nos lo permitirán?

 

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Artículo publicado en inglés como How I Breastfed My Baby With Down Syndrome

 

Traducción al español dentro del proyecto PerMondo para la traducción gratuita de páginas web y documentos para ONG y asociaciones sin ánimo de lucro. Proyecto dirigido por Mondo Agit. Traductora: Melissa Diaz ; Revisor: Javier Cerro Sandoval